miércoles, 22 de noviembre de 2017

Romance de la vida y muerte del Carrión

ROMANCE DE LA VIDA Y MUERTE DE RÍO CARRIÓN 

Enorme cuna este valle 
para mecer este río,
 tan llorón y tan pequeño; 
llanto de recién nacido. 
Cobertor de lana suave 
la nieve del valle frío. 

En Guardo, el carbón minero 
tiznó la cara del niño. 
cuando pasó por Saldaña, 
otra vez estaba limpio. 

En Carrión le bautizaron 
–era hasta entonces morito–;
 la ciudad le dio su nombre, 
todo eufonía y prestigio. 

 De cantar tanto en Villoldo, 
ronco se quedó en Husillos. 
Cuando atravesó Palencia 
era ya mozo garrido. 

Dieciocho puentes le peinan, 
anda lento y presumido. 
Por verle, villas y aldeas, 
se ponen en su camino. 

La torre de San Miguel 
quiere ser novia del río, 
y asomándose a mirarle 
tiembla de amor y de frío. 

Es burgués en los remansos; 
laborioso en los molinos; 
ladrón de frutas caídas 
en las huertas del Obispo. 

Sueña un viaje largo: el mar. 
traiciona sueño y destino; 
de Villarramiel el mosto 
le hace perder el sentido.
Lleva ya una vida turbia 
y un derrotero torcido. 

Por no ir a Valladolid 
–cosas del nacionalismo– 
se suicida junto a Dueñas 
arrojándose en el río 
Pisuerga, labrador manso, 
competidor y enemigo. 

Nace y muere en la provincia; 
no hay otro más palentino.
Recen por él un responso
 los frailes de San Isidro.

Francisco Vighi (Autor palentino)
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